recostada con la boca abierta,
apoyando tu mejilla en mi hombro,
dejando tus sueños a mi cargo
y tu respiración entre mis dedos.
Mirándote dormir,
me di cuenta de todo lo que te quiero.
De lo frágil que me pareces en este instante,
de lo inmenso que se ha vuelto este amor
que no necesita palabras,
cuando basta con la forma en que tu cuerpo
encuentra el mío sin pensarlo,
como si aún dormida supieras
que aquí, entre mis brazos,
siempre hay un refugio esperando.
Te quiero así,
en la comodidad de un sofá incómodo,
en la lentitud de tu respiración,
en la paz de un mundo que se queda quieto
mientras tú y yo existimos sin ruido,
sin urgencia,
sin miedo.
Y mientras te miro,
mientras acaricio despacio tu pelo y te beso,
me descubro haciendo promesas en silencio,
susurrándole al universo
que no sé cómo explicar lo que siento,
pero que
si hay algo que quiero conservar,
si hay algo que no quiero perder,
es este instante,
es esta calma,
es esto que siento tan real
cuando en mitad de la noche
sigues buscándome,
por si me pierdo en tu cama.
si hay algo que no quiero perder,
es este instante,
es esta calma,
es esto que siento tan real
cuando en mitad de la noche
sigues buscándome,
por si me pierdo en tu cama.