Y la sanación llegó en Almería.
Hicieron falta la desconexión total
que sólo el desierto puede darte,
las buenas amigas que siempre están
para recogerte y apoyarte,
y por supuesto el mar, la mar, el mar,
sólo la mar.
Bebimos cerveza, reímos, navegamos,
fuimos peces y cantamos
no me acordé de ti, de mí, ni de tus manos.
He vuelto y ya no te reconozco,
tampoco a mí cuando me miro en el espejo.
Ya no quiero saber cómo estás,
ya no siento que te eche de menos.
Ya no formas parte de mi mundo.
Espero que te vaya muy bien...
pero que pase desde muy lejos.
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