ME ECHABA DE MENOS

Los días vuelven a pasar deprisa
y esta vez no me persiguen.

Ahora me llevan por caminos desconocidos
que me remueven la tripa
como si tuviera dentro una rave de hormigas 
con ganas de fiesta.

Hay algo en el aire
que hace que me quiera quedar justo aquí,
en este instante vital.

Madrid debería ser siempre agosto.

Las amigas de toda la vida aparecen con cerveza fría
y las nuevas con con alma de faro,
y ninguna de ellas duda en quedarse cuando se va el sol.

Hay amor del bueno, del que no pide permiso,
que no se queja y no exige explicaciones.

Un amor para el que cualquier distancia es poca por verme sonreír,
del que hace que el tiempo se pare,
para mirarme y decirme:

"qué suerte encontrarte".

Hay planes que se improvisan,
besos que se alargan,
rutas sin mapa,
baños nocturnos,
personas que no te sueltan el brazo cuando tropiezas.

Qué bien volver a sentirme,
me echaba de menos.

Quien no quiso quedarse que disfrute lejos
y de lejos.

La nostalgia en verano es menos nostalgia.

Ahora que brilla el sol por dentro,
ya no me nubla cualquiera.

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