Me reconforta que te asuste perderme
aunque nunca hayas hecho por estar conmigo.
Anoche me obligaste a olerte
justo cuando ya creía que eras agua.
Me encanta que esta habitación te exhale
aunque me hace imaginar que somos más
de lo que somos.
No puedo respirar cuando te ríes
y me robas hasta el último halo de mí.
Me paralizas el corazón con tus ojos cuando atrapan mi mirada
y yo me voy haciendo pequeña.
Intenté correr para ser perfecta
y me corrí con tu imperfección.
Hoy volverás a perder fuelle mientras yo me desestabilizo
y me arranco la nariz y los ojos a tu paso.
Pero quiero que sepas que eres la culpable
(aún con todo)
de que hoy me sienta extrañamente bien.