y ese tren que encontró en su día buen destino
desaparecieron con la idea de ser libres
de ser felices, de sentir el viento en la cara
de reír a carcajadas
de quererte abrazar tan fuerte
que el tiempo se nos parara
de perderme en tus sentidos
porque los míos ya no funcionaban.
Ese tren nunca llegó
y ese razonamiento se desvaneció.