Quisiera ser agua,
diluirme,
lluvia de esta tierra desolada que es Madrid.
Mojar los labios
abrasados del asfalto
que ansía las nubes grises del invierno.
Alimentar las raíces olvidadas
y despertar dulcemente las semillas.
Hacerme yerba
para este pobre rebaño moribundo.
Me deprime su sed de tiempo.
Una soledad antigua
me devora las entrañas.
Noto cómo me bebe.
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