SI ME ESCONDES

Si me escondes
y dejas de darme el lugar
que en realidad nunca tuve

Si juegas a jugar a juegos antiguos
que yo no conozco
sin explicarme las reglas

Si tapas mis heridas con las tuyas
para dejar de lamer mis cicatrices

Si creas silencios que antes estaban llenos de flores
y solo llenas conmigo los huecos que te sobran

¿Cómo quieres, amor, que mantenga mi luz?

Que mi risa siga sonando en los lugares 
en los que nunca estuve contigo

O que me sostenga en esta cuerda
que estás agitando con cada ida y venida de tu vida

Se me ha caído el amor con cada salto
y ya no puedo mantener esta mentira

No puedo amar aquello que nunca tuvo los pies en la misma tierra por la que yo camino.

LA SOLEDAD NO ES AUSENCIA

Hoy me he despertado y la cama estaba llena
de todas las cosas que ya no te puedo decir.

Y he entendido que la soledad no es ausencia,
es tu presencia multiplicada.

LLUVIA

Tantos días deseando que saliera el sol

y hoy, sin una sola nube en el cielo,

ha sido el día más oscuro del año. 

SON TAN AMIGAS QUE SE ABRAZAN

La pena.
La pena y la culpa.
La pena, la culpa y la fragilidad.
La pena, la culpa, la fragilidad y la nostalgia.

Y detrás de ellas, en fila india, como si supiera que le toca esperar su turno, viene el cansancio.

Ese que no se quita durmiendo, que se te mete en los huesos aunque el cuerpo esté quieto.

Son tan amigas que se abrazan las unas a las otras y se entienden sin hablar.

La pena agarra fuerte a la culpa de la mano.

La culpa le susurra a la fragilidad que no va a aguantar tanto, que se romperá si no suelta un poco de peso.

La fragilidad crece con la nostalgia, que vive mirando al pasado como si hubiera algo que aún se pudiera recuperar.

Y así caminan todas juntas, haciendo ruido en los días de silencio, colándose en los pensamientos cuando crees que por fin te estás distrayendo.

No es que quieran hacer daño, es que no saben irse solas.

Se quedan hasta que les abres la puerta o hasta que la vida, de repente, decide echarlas con un soplido de bailes y felicidad.

Y tú has sido ese soplido para mí. 

Pero un soplido no deja de ser aire y como tal... te fuiste. Volviéndome a dejar con mis eternas compañeras de viaje.

Y ahora, con tu ausencia flotando en el aire, estas amigas han vuelto a colarse dentro de mi cama.

Y tienen intención de quedarse un tiempo. 

SIN EL AYER

No sé cómo se rompen las cosas sin hacer ruido
ni cómo se abandona un hogar sin que la puerta al cerrarse,
destroce todos cristales de las ventanas.

No sé cómo se apagan las luces sin que las sombras se queden a mirar
ni cómo borrar de las manos vacías las huellas de todo lo que ya no está.

No sé cómo recoger los pedazos sin cortarme,
ni cómo seguir caminando sin sentir que me falta la piel.

No sé si se puede mirar al mañana sin el ayer.