Lo que no se ve:
las noches en vela
las mañanas dobladas
las esperas
los vacíos
las dudas
los nervios
la impaciencia
el dolor
tus besos
la emoción
las despedidas
mi corazón.
No corras, ve despacio, que adonde tienes que ir es a ti solo.
Lo que no se ve:
las noches en vela
las mañanas dobladas
las esperas
los vacíos
las dudas
los nervios
la impaciencia
el dolor
tus besos
la emoción
las despedidas
mi corazón.
Me has desarmado.
Ahora soy de carne y hueso
y corro peligro, peligro de ti.
De estar esperando que me escribas
o que cuelgues algo pensando en mí.
Estoy desarmada y tienes línea directa a mis entrañas.
Mi corazón vive encogido desde que te conoció
Se encoge tan fuerte que
a veces creo que se para cuando te veo por ahí.
Mi cabeza no razona bien desde entonces.
He aquí la mujer asustada, su verbo indeciso, el inútil timonel
de un barco a la deriva que soy ahora, que ha encallado en esta playa
atraída, ebria, por los cantos de sirena.
He aquí la mano trémula de la insomne,
la que trata de abarcar la vida, romper el muro, saltar la valla,
cavar el túnel que escapa horadando la tierra y sale a la luz
si es que la luz existe.
Y por favor que haya esa luz, que exista y sea cálida.
Que ilumine al menos el final del camino,
la meta extraña, el muro, la llegada después del hambre y la sed,
el puerto donde atraquemos para parar, por fin,
que nos digan cuándo vamos a llegar,
si es que llegamos algún día
y es tal y como creíamos.
Estoy triste y no sé qué puedo hacer.
Siento que algo se ha roto dentro de mí
y ya no puedo retroceder.
Y tengo miedo, muchísimo miedo
del futuro, de avanzar, de quererte abrazar.
Del torbellino que me ciega y no me deja ver
del nudo que no me deja respirar
y de todas las cosas que ya no te puedo contar.
Me meto catatónica en la cama
pensando que ya no volverás
y que ya no hay vuelta atrás.
¿Lo habré perdido todo?
No sé cuánto daño podré causar
intentando trepar este pozo. Me asfixio.
Necesito salir. Se me cae la casa
se me caen las cosas
y se me caen las lágrimas.
No puedo seguir así.
Me va a reventar el pecho si no consigo salir de aquí.