Recuerdo que yo provoqué la tormenta aquel verano.
Noté como un huracán me recorría,
y vi como te empapabas de lluvia y llanto
mientras mi boca tronaba enfurecida.
De mis ojos salían rayos.
Recuerdo que asusté a luna que nos protegía,
ardieron tus mentiras y pecados
quemé también las vigas que nos sostenían,
el amor y los abrazos.
La buhardilla está cubierta de cenizas
todos mis libros se han borrado.
Están demasiado vacíos los cajones,
tu lado de la cama,
los domingos y mis labios.
Ya no hay poemas bonitos, ni canciones
no hay dolores, ni rechazos.
y cada noche otras manos
van juntando los pedazos
rotos
que dejaste sobre mi regazo.
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