ya sabes que además de ser un poco sado
pienso que para escribir hay que doler.
Explícame cómo y cuánto dependo de ti,
que hago demasiadas cosas pensando
en cuánto te van a escocer
(o no).
Recuérdame porqué me fui
si en realidad fue tan bestia el daño
para que sintiera que no podría verte otra vez.
Senténciame, sin favor, hazlo por mí
pues ya no hay arrepentimientos en este dolor
que dejen cualquier posibilidad de volver.
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