Y minaste el terreno por el que pasabas
mientras intentabas manejar un mundo exterior del que no formabas parte.
Tan triste, tan vulnerable y normal
en una noche pintada de surreal,
que acaba siendo lo de siempre: insoportable.
Siento no participar en vuestros juegos de incomprendidas,
las tragedias que mascáis me resultan aburridas.
Llámame.
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