Me lo bebí todo aquella noche.
Desde el primer ron con coca-cola
hasta las últimas gotas de sangre
que corrían por las venas y arterias
que formaban nuestro amor.
Me lo bebí todo aquella noche.
Y nunca me sentí más sola
que en esta resaca incurable
de reproches, muerte y rabia
que forma ahora nuestro amor.
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