AHORA

Ahora que no estoy,
entiendo más al viento que a la brisa
me escuece más el agua que la sal
y empieza a hacer efecto aquel veneno
que inoculaste
en cada poro de cada célula
de mi piel.

Ahora que no estoy,
me pregunto dónde gastarás cada minuto
(cómo y con quién)
si llegaste a notar que no volví después de aquel desastre,
y que sembré un camino
de minas, misiles y bombas nucleares
en mi retirada.

Ahora que no estoy
pesan demasiado tus palabras antes volátiles
y tus lágrimas se han convertido en tsunamis
que derrumban las tejas de este luto
haciendo explotar los artefactos sembrados,
llenando de escombros
todas las vías de escape.

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