Recuerdo que cuando te conocí me gustaba correr,
era feliz haciéndolo. Y veloz.
Pero me hiciste creer que podía volar
ser libre y no tener miedo,
que era mil veces mejor.
Tardé tiempo en decidirme.
No porque no te creyera...
más bien era porque no podía,
soy humana. Pero aún así me armé de valor
y me lancé. Me tiré al vacío de cabeza y planeé.
Planeé durante un tiempo maravilloso
viendo las cosas desde arriba, desde otra perspectiva
sintiendo el viento en la cara y cómo mi cuerpo flotaba
de manera natural.
Hasta que empecé a caer.
No entendía qué pasaba ni porqué
todo se desmoronaba.
Veía la realidad más cerca cada vez
mientras me precipitaba
entonces miré hacia atrás y me percaté,
estupefacta,
de que a mitad de camino,
me habías cortado las alas.
Y me hostié.
No hay comentarios:
Publicar un comentario