Te asesiné de todas las formas que conozco.
Te clavé puñales
hasta que no abarcabas más orificios
Te golpeé con furia
desgarrándome lo nudillos
Te disparé con pistola
escopeta, arpón y metralleta
Te envenené asegurándome
de que la ponzoña te cubriera
Te descuarticé meticulosamente
en pedazos diminutos
Pero tú no dejaste de latir.
Y es que aunque me empeñe,
corazón,
sin ti no puedo vivir.
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