Empieza a no pesar la levedad.
Se vuelve fugaz con el paso del tiempo.
Llega el fin con su principio.
El tuyo, el mío.
Nos alcanzó el ayer
y no parece tan manido
como la nimiedad de hoy,
de mañana.
El pez se seca y el león se ahoga.
Presenciemos la última extinción.
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