Soy mi peor enemigo
A veces pierdo el enfoque
pero aunque parezca que te culpo
sé que tú no puedes hacer más de lo que haces.
Cargo con una cruz enorme de mármol sin pulir
y como el dolor de espalda empieza a ser insoportable
me masajeo con dosis altas de inseguridad
que se refuerzan día a día por ti, por mí o por ahí.
Como completista nata de cualquier cosa
también colecciono sentimientos
que mantengo ocultos a base de esfuerzo
sin poderlos olvidar, borrar o tirar...
vuelven cuando dos cables hacen chispa
y tú y yo vivimos en una red eléctrica.
Intento superarlo a base de apagones
con lo fácil que sería cerrar los ojos y
que tú encendieras otra vez esa luz que me deslumbra
sin que termine mermándose poco a poco
por culpa de mi comportamiento insoportable.
Soy mi peor enemigo.