Volviste.
No sabía si lo hacías por amor o por venganza, me daba igual.
Pero al verte tranquilo, sosegado, feliz sin mí, no pude evitar sentirme engañada de nuevo.
Comprendo tu liberación. Ahora estamos en tablas en rencor y en amor.
El daño te ha mellado y superado porque el dolor es difícil de olvidar (nunca nos perdonamos).
Sigues creyendo que pasaste un infierno a mi lado, y ahora te sientes orgulloso de tu victoria.
Yo sigo sumida en tu vacío.
Es penoso que lo que un día fuera amor intensamente vivido y sentido, hoy tenga forma de despecho y suciedad.
Me tentaste cuando ya tenías recambio.
Dulce, manejable, fuera del laberinto. Te queda como un guante.
En un futuro reconocerás que tuviste que conformarte, cobarde.
Rozaste la indolencia en nuestra relación. Tú, que tanto alardeabas de dedicación, que ahora practicas.
Yo, obstinación sin fin. Hermética. Viviendo en mutis. Confiada a mi pesar y traicionada pesarosa. Nunca suficiente para tí.
Es muy duro mirar a la persona que amas y ver a través de ella, no reconocerla. Etéreo tú, etéreos los días que no pasaban a tu lado, etéreo mi mundo hincado en tus pies y en tus manos.
Ahora el tiempo pasa, sin resaca de tí, sin devolverme mi idolatrado tú. Ya no existes.
A pesar de todo sabes que te quiero, aún efímero, te quiero.
[En el olvido]